Uno tiene unas dinámicas propias cuando trabaja.
A veces parece que expresar tu disconformidad en determinados aspectos es algo positivo, porqué uno puede mejorar.
Aunque la instalación en la queja, en disconformidad, a veces sin demasiado sentido, a uno lo carga de mal humor y lo transforma sin saber bien cómo.
En ocasiones encontramos cosas extraordinarias a nuestro alrededor, que nos hacen caer en la cuenta del mal que nos aqueja con tanta queja.
El sábado salió publicado este artículo.
La queja fútil, aquella de la que no pueden venir cambios asociados, es la queja que nos daña.
Trabajar en una consulta donde el paciente viene a solicitar unos recursos mientras nos explica una dolencia, en numerosas ocasiones podremos encontrar soluciones. Pero en algunos casos, no hay soluciones, y el paciente viene a compartir su queja y su malestar. Hay momentos que resulta complejo, no entrar en esa dinámica de queja que no lleva a ningún lado.
Así que este mes y hasta el día de Sant Jordi ( día que adoro por encima de la mayoría de los otros del año), me he propuesto no quejarme de forma fútil. De todas aquellas cosas que no me parezcan bien, espero buscar soluciones para poderlas compartir en positivo y así acabar con algunas dinámicas.
También me propongo que de todas las sugerencias positivas que de mis días se deriven intentar escribirlas y compartirlas. Mi objetivo es intentar cambiar el sentido de las cosas, ni que sea por un instante.
"Si tu mal tiene remedio ¿por qué te quejas?. Si no lo tiene ¿por qué te quejas?" Proverbio oriental.
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