jueves, 26 de septiembre de 2013

Momentos sagrados en la consulta.

Hay instantes especiales, no sé explicar las razones pero hay momentos segundos que pueden cambiar una vida.

La consulta sagrada, es aquella que sabes que ese es EL momento. Hay épocas, que parece que sólo tengamos consultas sagradas una tras otra.  La falta de experiencia, también hace que uno tenga más sensaciones de consulta sagrada. Mientras que el rodaje, el cansancio y la presión asistencial, hace que se escapen algunas.

Ser nuevo, tener una visión diferente desde otro ángulo de las cosas, también aumenta las posibilidades de que haya momentos sagrados.

Por suerte, creo que he gozado de algunos momentos sagrados, y creo que los he mimado en la mayoría de ocasiones. Eso genera vínculos muy especiales, porqué te hace consciente de la importancia del instante, de tener los 5 sentidos puestos, en los detalles.  Recibir toda la información, clasificarla, escoger la importante y de allí generar algunas acciones. 

Todos tenemos nuestras limitaciones, por nuestro contexto. No siempre sabemos ver la consulta sagrada, a veces la vemos pero no podemos, a veces aunque podamos alguna cosa nos hace no querer, y a veces aunque queramos no nos sale bien.  

Pero cuando lo sabemos ver, podemos,  queremos, lo hacemos y sale adelante.... es un instante mágico. A veces conlleva un gran esfuerzo, a veces no sabes cómo pero tan sólo es la palabra indicada en el momento concreto, el gesto.... 

Para eso no hay método, por más que se intente buscar. Es el elemento romántico de las relaciones humanas, que surgen historias desde no se sabe bien dónde. Para mi, es uno de los motores de esta profesión..... Aquel elemento mágico que surge en un momento dado con un paciente concreto. 

"A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante". Oscar Wilde

martes, 17 de septiembre de 2013

Etiquetas

Hace unos días estuve charlando con dos estudiantes de medicina. Son extraordinarios, esa manera de ver las cosas, carente de malos vicios, conlleva grandes reflexiones. 

Discutíamos sobre los diagnósticos, el arte de poner una etiqueta a un acto médico. Cuando uno es estudiante, tiene montones de apuntes inacabables y el paso más importante es que a partir de unas premisas, puedas poner una etiqueta. Pero, nadie les explica que hay vida más allá de una etiqueta. 

Diagnosticar, etiquetar, tiene un componente ansiolítico, uno deja de buscar el nombre a aquello que le ocurre. Hace que uno se sienta más común, porqué aquello que le hace sufrir tiene un nombre. Los nombres son importantes. 

La etiqueta aunque sacia, no alimenta. Una vez tenemos un nombre, ocasionalmente tenemos un tratamiento, aunque también hay veces que no. En caso que tengamos, puede ir bien o mal. Si va bien, puede ser que solucione o que no solucione la causa real de nuestra dolencia. Si va mal, entraremos en una espiral de búsqueda de una solución a nuestro nombre. 

Pero que hay a parte de todo esto. ¿ Cuales son las consecuencias de colgar una etiqueta? 
Evidentemente, las etiquetas son de gran ayuda, cuando nos encontramos ante un paciente que no conocemos, nos hace más fácil hacernos a la idea de quien es y qué necesita.  Sabemos parte de la historia de esa persona que tenemos enfrente y eso nos ayuda a ayudarlo mejor. 

Pero qué pasa con esas etiquetas que estigmatizan a los de delante? 
Tales como osteoporosis que conlleva a mayor riesgo de irradiación ante cualquier tipo de contusión. 
Ansiedad, que minimiza los síntomas del dolor torácico, epigastralgias y demás.
Fibromialgia que limita el diagnóstico diferencial del dolor. 
Demencia donde cualquier foco neurológico leve o alteración psicológica y de conducta se  tiende a atribuir al proceso de la enfermedad. 

Si, las etiquetas nos ayudan a buscar mejor las soluciones, pero también generan un estigma con ceguera selectiva para ver determinadas otras. 

No podemos menospreciar las consecuencias de etiquetar. Como no deberíamos menospreciar los efectos de prescribir. Pero a veces, parece que nuestro trabajo allí se acabe. Yo ya he puesto la insulina, el problema está controlado. Nada más lejos de la verdad!!!!!! No podemos entender eso como una meta, sino como inicio de un nuevo proceso. Un proceso que no enseñan en la facultad, ese proceso se enseña en la consulta.





"Triste época la nuestra, es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio". Albert Einstein. 


martes, 10 de septiembre de 2013

huella vital

Todos desde el momento que nacemos, estamos expuestos a nuestro ambiente. Eso genera una huella vital.

Eso condiciona nuestro día a día, nos moldea como personas. Así que repercutirá también ese modelaje, esa huella,  marcando en qué tipo de sanitario somos.

La idea que hay desde fuera, es que cada uno es médico sin más. Uno puede tener una formación específica si, pero cómo interpreta, utiliza y ejecuta aquello que sabe , depende de su huella vital.

Los contextos de cada uno de nosotros son básicos. Si yo hubiese nacido en una familia, que para dormir se ponen un calcetín rojo en la cabeza, para mi lo normal sería eso, y hubiera sido el hazmereír en las colonias de mi escuela. De eso nadie duda. 

Pero, ¿quién piensa en las realidades que hay detrás de cada uno de nuestros pacientes? ¿Quién es capaz de hacerse con la panorámica de la vida de nuestros pacientes? ¿Quién mira la causa de las causas? 

Lo fácil es decir que alguien tiene un índice de masa corporal de 40, lo difícil es saber por qué llegó allí.  Cuantos casos, se pueden leer o ver en el cine, de pacientes obesos, que necesitan grúas para sacarlos de casa o los bomberos..... Pero quién puede llegar a creer que uno llega a esos extremos por voluntad propia?? 

Hay pacientes que son hiperdemandantes, lo superficial y rápido es juzgarlos como pesados. Qué difícil es entender la soledad, los complejos, las dificultades para sociabilizarse y qué complicadísimo es esclarecer, la realidad que existe en común en todas esas demandas. 


Quizás las personas no saben decir aquello que en realidad quieren decir. La generación de la postguerra, no se les permitía sentir ni expresar sus opiniones. A veces, es complejo entender lo que en realidad te quieren decir. Eso conlleva trabajo, energía que cada uno debe gastar. También precisa tener una visión de 360º. 


Por otro lado, el sanitario, tiene sus propias dificultades. Entender los miedos que se pueden tener, en una ciudad como Barcelona, para un recién llegado de comarcas, a veces son sorprendentes. Entender, que hay realidades, infancias, entornos diferentes a nuestro entorno de referencia, parece más propio de una obra de Dickens que de uno de nuestros pacientes. 

Hoy de nuevo recomiendo una lectura de Juan Irigoyen, una realidad vista en nuestras vidas muchísimas veces. 

"Ser consciente de la ignorancia es un gran paso hacia el saber" Bejamin Disraeli


martes, 3 de septiembre de 2013

Los descatalogados.

En esta circuititis aguda que hay, qué pasa con aquellos pacientes que no encajan?

Hay una serie de personas que existen y no entran en ningún circuito, a pesar de que si tienen unas necesidades de recursos, pero no dan con el perfil ( frase más propia de casting que de un sistema sanitario).  Para mi son los descatalogados, grandes víctimas.


Gracias a la buena voluntad de muchas personas, que intentan ingeniar grandes soluciones, existen beneficios para una amplia mayoría de la población, gracias a los circuitos. Pero eso tiene un doble filo, y es que las personas que no entran en el circuito se quedan a la deriva. Perdidos dando tumbos, hasta que alguien que tenga un pensamiento más flexible, lo haga colar en algún recoveco. Así acaban esas personas tan terriblemente necesitadas de algunos recursos, a la merced del azar.

Con lo que si, los circuitos, existen para mejorar a ojos de algunos, las situaciones más comunes, pero eso está conllevando, emperorar y abandonar algunos otros.  Qué pasa con ellos?

La solución a veces pienso que pasa por dejar de hacer cosas nuevas, y empezar a hacer las que deberíamos haber hecho. En vez de buscar un perfil que se adecue a nuestros circuitos, preocuparnos de cuidar a las personas que nos necesiten estén o no dentro del catálogo de circuitos. Porqué tratamos a las personas y sus contextos, no a enfermedades y sus circuitos.

Dentro de la atención primaria existe un amplio abanico de implicación con el paciente. Pero la poca implicación de unos pocos no justifica, a mi parecer, la burocratización del proceso de cuidar de las personas. Me entristece ver, el intento de mecanización de este arte como si fuera una cadena de montaje.

" Caminante no hay camino, se hace el camino al andar"  Antonio Machado