viernes, 27 de marzo de 2015

¿Por qué ser médico de familia?

Hay muchas razones para ser médico de familia, hay tantas razones como estilos de medicina de familia. Al ser tantos, resulta que la disparidad es habitual. 

Para mi, una de las cosas que más me gustan de la MFic, es la sorpresa. Recibir en una lista de 30-40 personas cada día, detrás de la mesa debes tener diferentes batas, la de cardióloga, uróloga, psicóloga, dermatoóloga, otorrina...

El nivel que eso exige a la persona es alta y a veces complicado. En un mismo día, haces crioterapia en un par de ocasiones, ginecóloga poniendo colposcopios y haciendo frotis, control de Churg-Straus,  diagnósticos diferenciales de neuropatías periféricas, catarros, valoración de melanomas, insuficiencia cardíaca bien controlada, demencia, control de DM2 con bajo nivel de instrucción, explicar los nuevos tratamientos de la hepatitis C...

Uno puede ver  y puede llegar lo lejos que uno quiera. Tiene el inconveniente, de que el diagnóstico diferencial, no es tan reflexivo ni tan meditado como pueden hacerlo los internistas habitualmente. Aunque  si puedes hacer diagnósticos diferenciales cuando sales y repensar y revalorar a poco tiempo vista y recitar al paciente. Los diagnósticos a veces se hacen por insistencia no por incidencia.

Luego está la cercanía de los pacientes, que te enseñan y evolucionas con ellos. Enfermar es un proceso y puedes acompañar tan lejos como quieras. Además los pacientes agradecen tu compañía en la mayoría de ocasiones. Descubres como si fueras un explorador, nuevos mundos y nuevas realidades que existen detrás de cada una de las personas que tienen la deferencia de venir a tu espacio, adaptarse y pedir ayuda. 

El punto máximo de de sorpresa para mi, es el domicilio. Adoro hacer domicilios. Entrar en casa de alguien, adaptarte a su medio y a sus necesidades. Nunca sabes lo que puedes encontrar detrás de cada una de las puertas a las que llamas. Ellos confían ciegamente de dejarte entrar, a sabiendas que vas a valorar muchas cosas a parte del estado del propio paciente, y te hacen sentir tan cómodo como les resulta posible. 



Otra cosa adorable, es conocer los diferentes miembros de la familia, ver cómo se relacionan entre ellos y observan sus diferentes puntos de vista de una realidad, las interpretaciones, la no comunicación entre ellos.

Yo elegí medicina de familia, por aborrecer algunas monotonías. Porqué adoro la magia como magia, no me gusta saber los trucos. 

"La sorpresa es el móvil de cada descubrimineto" Cesar Pavese

lunes, 23 de marzo de 2015

Basta!

Uno tiene unas dinámicas propias cuando trabaja. 

A veces parece que expresar tu disconformidad en determinados aspectos es algo positivo, porqué uno puede mejorar. 
Aunque la instalación en la queja, en disconformidad, a veces sin demasiado sentido, a uno lo carga de mal humor y lo transforma sin saber bien cómo. 
En ocasiones encontramos cosas extraordinarias a nuestro alrededor, que nos hacen caer en la cuenta del mal que nos aqueja con tanta queja. 

El sábado salió publicado este artículo. 

La queja fútil, aquella de la que no pueden venir cambios asociados, es la queja que nos daña. 

Trabajar en una consulta donde el paciente viene a solicitar unos recursos mientras nos explica una dolencia, en numerosas ocasiones podremos encontrar soluciones. Pero en algunos casos, no hay soluciones, y el paciente viene a compartir su queja y su malestar. Hay momentos que resulta complejo, no entrar en esa dinámica de queja que no lleva a ningún lado. 

Así que este mes y hasta el día de Sant Jordi ( día que adoro por encima de la mayoría de los otros del año), me he propuesto no quejarme de forma fútil.  De todas aquellas cosas que no me parezcan bien, espero buscar soluciones para poderlas compartir en positivo y así acabar con algunas dinámicas. 

También me propongo que de todas las sugerencias positivas que de mis días se deriven intentar escribirlas y compartirlas.  Mi objetivo es intentar cambiar el sentido de las cosas, ni que sea por un instante. 

"Si tu mal tiene remedio ¿por qué te quejas?. Si no lo tiene ¿por qué te quejas?" Proverbio oriental.